miércoles, 13 de julio de 2011

Ser becario

Me encanta ser becaria porque ante todo es una profesión de futuro. Quiero decir, el de becario es el único puesto que puedes ocupar durante años y, ¿en qué otra profesión se puede decir lo mismo? Es más, se han dado casos de personas que han desarrollado su empleo como becario hasta los 35, pero seguro que es una leyenda urbana. Además, a diferencia de la facultad, siempre estás aprendiendo cosas nuevas que REALMENTE son necesarias para desempeñar tu trabajo (señora Cal, si está leyendo esto, discúlpeme, saberme las cabeceras de todos los periódicos del mundo desde que nació el Periodismo hasta ahora me ha ayudado muchísimo cada vez que mi jefe me manda redactar una noticia y disfruté muchísimo estudiando Historia del Periodismo Universal). Pero hay una ventaja que supera a todas las anteriores: la falsa sensación de importancia que te otorga ir a un sitio y decir: "Hola, soy X, vengo de [insertar nombre del medio a elegir]", que ya te crees Gabilondo en busca de la noticia. Si el verano no durara tan poco os juro que me hacía tarjetas de empresa. En el único momento en el que se empaña esa gloria personal es aquel en el que, sentada en una rueda prensa a la espera de que empiece, el responsable de prensa, o las propias personalidades que presentan el acto en cuestión miran a los jóvenes sentados armados con un bloc de los chinos y un boli Bic y dicen con una media sonrisa: "Sois los becarios, ¿no?". Y tú bajas la cabeza y con un sonido casi imperceptible contestas que sí, mientras tu ego sale de puntillas de la habitación. Pero no importa porque vuelves al periódico, escribes tu noticia, la firmas, y al día siguiente, cuando lees tu nombre impreso en negro sobre blanco, vuelves a creerte ese reportero a punto de destapar el Watergate. 


J. Reilly

2 comentarios:

  1. Me encanta!! Y que razón tienes, creo que todos alguna vez nos sentimos así :) Me encanta esta primera entrada, si señor!!

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